jueves, 6 de agosto de 2009

PUNTOS DE INFLEXION

Sucede irremediablemente que cada uno de nosotros tiene los pensamientos
más profundos o más filosóficos en lugares emblemáticos como el baño,
sea en la ducha o en el inodoro, como puede ser también arriba de un colectivo.

La semana pasada, volviendo desde la estación de Retiro ,
me paso eso de quedarme colgado en un pensamiento que me tuvo intrigado un par de días.
Me quede pensando en los puntos de inflexión,
en esos momentos en el tiempo donde se produce un quiebre en nuestras vidas
y estas toman un nuevo camino;
pensaba en esas decisiones que alteran definitivamente
lo que nosotros creíamos que era una forma de vida
o creíamos que era una manera de enfrentarnos a ella.

Me quede pensando en cuanto puede influir una palabra,
una actitud o un hecho en el resto de una vida.
Después me puse a pensar en mi gente cercana (o no tanto),
y en cual o cuales podrían haber sido sus puntos de inflexión...
Recordaba amores quebrados al pie del altar...
Imaginaba amores no correspondidos...Rupturas familiares...
Sueños incumplidos...
Pensaba en la gente que está el lugar indicado, en el momento indicado.......
Recordaba hijos...

Después, mientras el colectivo avanzaba por la Avenida Córdoba,
la calle misma me devolvía otro cuestionamiento:
ante cada carrito de cartonero que veía no podía dejar de preguntarme
si los nenes, los chicos, los pibes o los señores que lo manejaban habían
tenido su punto de inflexión, su momento de decisión
o si simplemente la vida los condujo hasta ahí.
¿Cómo fue? ¿No pudieron? ¿No los dejaron?

Entonces me preguntaba que tanta incidencia tenemos en el camino de nuestra vida.
Y si la tenemos ¿qué somos? ¿afortunados? ¿elegidos?
Y si no la tenemos ¿qué somos? ¿fracasados? ¿olvidados?
Después ya más tranquilo me puse a pensar si yo
había tenido puntos de inflexión en mi vida.
Recordé tres o cuatro, pero con el correr de los días me fui acordando de otros,
algunos de menor relieve inclusive, lo cual me hizo dudar si tenia una idea concreta
de lo que significaba un punto de inflexión.

En ese momento pasó caminando un señor en sus cincuenta,
con un prolijo buzo azul con capucha,
zapatos marrones de no más de un año de uso, jeans bien azules
y un carrito de cartonero desde donde se asomaba un raza perro.
Miró dentro del tacho naranja de basura que esta en la esquina de
Alvarez Jonte y Gavilan y después siguió su camino...

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